Nada se pierde

...todo se transforma...

Una de las cosas más lindas de la vida es conocer personas lindas... lindas por lo que son por dentro, claro está, lindas por el mundo que son y que tienen para compartir. (Ya se que dje ochenta veces "linda")
Si alguna vez dije que de compartir se trata la vida, hoy comparto lo que me compartieron a mi... Tiene la belleza de lo simple, así como me gusta a mí.
Los dejo con Colores...un paquetito de palabras que salieron de mi nuevo amigo Francis Cossio Vazquez... y llegaron a mi corazoncito!
Frans...un gusto en ser tu amiga...de verdad!


Colores

Con las ganas en blanco, Juanito estaba cansado de no entender a sus amigos y más aún, cansado de que todos sus amigos lo entendieran, era víctima del ultraje diario de ser el único predecible en su grupo. Escuchaba a otros contar historias del mundo de los cubos, de la familia de los círculos, del mar infinito que rodea a una sola pena, él solo comentaba sencillez y sentía dolor por su poco atractivo en la sociedad que lo rodeaba.

De piel pálida, de ropa común y diestro como la mayoría de la gente, se coronaba como una persona típica, ante esto inventaba pseudónimos para enmascararse al escribir, que en realidad eran inservibles porque todos sus amigos sabían que sus historias eran autorreferentes y simplemente lo identificaban.

Un día cualquiera mientras caminaba, luego de haber leído unas cuantas cosas en la casa prestada que utilizaba para vivir tomó la decisión de cambiar el rumbo y competir con sus limitaciones, se dijo expresaré mis sentimientos en cada cosa que escriba comparándolos con un color que para mí se asemeje;

el amor es celeste, la rabia amarilla, la tristeza evidentemente se dijo es rosa y la alegría… la alegría… no pudo determinarla en ese momento. A partir de allí comenzó a viajar, buscó en plazas, campos, ciudades, calles y personas. Al fin y siguiendo su experiencia e intuición comparó la alegría con lo más sencillo que podía ocurrírsele, la alegría era la mezcla de colores, así infiltró a la pena, la rabia y el amor en su propio concepto de alegría.

Ya terminado su viaje y de vuelta en su pueblo natal Juanito reunió a sus amigos y en una conversación cotidiana comentó intencionalmente que la alegría era una mezcla de miles de colores, a este comentario inmediatamente Claudia, quien no se llevaba muy bien con él y además era la niña con más conocimiento acerca de literatura y sus tópicos, insinuó que aquella idea no era creativa, es más indicó lo típico de esa aseveración, con éste comentario la joven estudiante llenó de amargura el corazón de Juan que solo intentaba identificar sus sentimientos en algo conocido por él.

Juanito "el típico", como lo llamaban ahora sus amigos, al otro día de lo sucedido despertó con aún más colores en su mente, ahora los sentimientos no bastaban y a cada cosa que se le presentaba ante los ojos le otorgaba un color, Claudia era café, Julio (el mejor amigo de Juan) era verde, la calle ploma, el hambre parda, sus amores pasados ya no eran más que negro.

A tanto llegó la obsesión del colorido que dentro de él ya habían cambiado los nombres de las personas, de las cosas, de los sentimientos y ahora no eran más que simples colores, por ejemplo un día hablando con Claudia e intencionalmente a modo de venganza le dijo:se asemeje

¡café! Que te parece, aún tengo pardo de escribir, cuéntale a verde, a azul y a rojo que siento un arcoíris de Colores..., ya nadie me entiende.










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amense con locura...
pero no se conviertan el uno en el otro





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Entreabrí la ventana, y una dulce brisa se permitió entrar en medio de esa noche de verano tórrida. La tierra pedía a gritos un par de gotas. Tenía sed. En mi habitación ya no había rincón desconocido. Con luz o a oscuras. Y hacía calor... mucho calor que no había pedido permiso.
Respirar costaba.
Cerré los ojos, decidida a dormirme ya, cuando en un suspiro sentí unas cosquillas en la punta de la nariz. Un ser noctámbulo se había decidido a hacerme compañía. Era una preciosa libélula trayendo la mejor de las noticias para mi...esa noche iba a llover.
Ese ser tan insignificante y bello daba vueltas y vueltas danzando al compás de lo desconocido para mí. Tenía la capacidad de saber lo que yo ignoraba, de comunicar lo que yo quería saber. Y seguía...seguía...no descansaba.
Admiré ese baile... admiré que supiera los secretos del tiempo, del viento y de las nubes.

danzan, festejan, se regocijan...charlan con las gotas de agua...

Era sabido...las libélulas no duermen de noche...

Las preguntas acosan, roban el sueño, penetran en los pensamientos...

Una noche en el reino de las luces salieron a jugar todos los individuos del cielo. Las estrellas jugaron a las escondidas detrás de las nubes y también a prender bengalitas que cruzaban todo el cielo. De pronto se unieron al juego las nubes que de tanto bailar, ir y venir, se dieron cuenta que habían perdido a su mama y se largaron a llorar.

En medio de tanto juego la luna se empezó a entristecer porque veía como la gente disfrutaba desde el mundo del juego de las estrellas y las nubes y se olvidaban de ella. Estaba muy acostumbrada a ser el regalo de muchos enamorados, y la inspiración de muchos poetas Pero ahora, por primera vez sentía que su cuerpo no pesaba y que a nadie le importaba su ser, nadie quería jugar con ella.

Comenzó a plantearse porque, y pensó que quizás si ella pudiera generar una sombra grande grande en el mundo allí todos los seres podrían percatarse de su existencia… hasta que se dio cuenta de que sola no podría hacer eso… y suavemente una lagrima rodó por su mejilla. Un cometa que pasaba por allí sintió que algo húmedo cayó sobre su cabeza y vio lo que nunca: la luna estaba llorando.

Se pego la vuelta y fue a preguntarle que le sucedía, por qué estaba triste. La luna abrió su corazón y dijo todo lo que la tenia desconsolada. El cometa prometió ayudarla y se fue a buscar al sol.

El sol estaba descansando cuando el cometa muy acelerado llego para contarle la historia del sabor a sal de las lágrimas de la luna, de sus ganas de tener sombra, de sus ganas de jugar, y de que no podía sola. Entonces el sol salio de su siesta entre las nubes decidido a buscar a la luna para jugar. Cuando la encontró no pudo dejar de mirarla, no era la luna que hacia unos años había visto cara a cara. Era mas grande, mas mujer, era mas bella. No pudo entender como todos la habían olvidado…era tan linda.

-estas triste?- le pregunto.

-Sol…que haces por aqui?...sí, estoy triste

-y por que?

-porque ya nadie se acuerda de mi, nadie quiere jugar conmigo…- suspiro

-querés jugar conmigo?- dijo el sol – a mi me encantaría jugar con vos…

-de verdad?!- exclamo la Luna ante tan esperada propuesta.

-claro que si…y si querés hoy vamos a jugar un juego en donde juntos nos fundiremos y haremos uno… un juego del que luego todos hablaran… un juego donde todos pensaran en vos…

-como se llama ese juego?- pregunto curiosa

-se llama… “eclipse de sombras”

Una música comenzó a sonar en el reino de las luces y la Luna y el Sol comenzaron a danzar en una ronda, mirándose, riéndose… hasta que el Sol se puso tras la Luna y la invito a mirar el mundo… todo se convirtio de pronto en sombras que jugueteaban y una grande grande que era la de ella… Se sentía desaparecer y al mismo tiempo tan importante!

Todos recordaron a la Luna y todos quisieron jugar con ella…

Así que allí están. Y cada tanto la luna se siente nueva y se pone a jugar con el Sol ese juego que tanto le gusto, que el mismo Sol bautizo… “Eclipse de sombras”…

Buenas noches querida Luna…

Buenas noches querido Sol…

te vi...

me vi...

Y fuimos juntos contemplando el silencio,
buscando una y cientos de veces
entre el río y el mismísimo mar.
Y fueron las lluvias, su agua y los vientos
viajando, jugueteando,erosionando.
Y hoy somos rocas y mañana arenas.
bañados por las aguas
de este mismísimo mar de miedos





En ese momento pleno y familiar apareció su mirada intrépida. Siempre habrá de quedarles la duda de quién descubrió primero a quien, o si quizá ambos de descubrieron a la vez. Esas cosas que nadie registra en el preciso momento en que suceden. Una sensación extraña que quebró con toda la tranquilidad le robó una sonrisa, y el se acercó. Un completo desconocido que para su sorpresa se sentó a su lado, y con una sonrisa casi insolente la saludó, y le dio un beso en la mejilla... Algo como la fatalidad que trae la inercia la sacudió… esa... tan extraña cosa que desde aquel segundo sintió y no supo cómo detallar.

Las incertidumbres habían llegado su mano... y lo habían hecho para quedarse. Bastaban un par de segundos...

para desengancharle el alma...

para arrebatar su hada...

para sentir que el cuerpo no pesaba nada...

...y que el tiempo sencillamente no pasaba…