Nada se pierde

...todo se transforma...

Si supiera dónde estás… me aflige escucharte en la lejanía…saber que me necesitás y no saber como ayudarte. Mi corazón se oprime.
Te percibo. Te oigo, pero decíme, ¿cómo llego hasta vos?... ¿cómo llego? ¿Eh? Si me necesitás decíme cómo encontrarte, qué puedo hacer. Sé que sufren tus heridas, sé que arden. Sé que sentís frío, que estás sólo, que tus ojos ya no ven el sol, que tu cuerpo pesa y duele... ¿pero dónde estás?
Siento tu voz en la distancia, como si fuese el quejido de un violín desafinado y triste… y te busco desesperadamente con la esperanza de encontrarte.
Mientras camino por las calles de esta ciudad repleta de otoño, con la brisa húmeda que tanto la caracteriza miro hacia arriba y sólo veo nubes grises, hojas de árboles que se mecen, techos, cables… ¿Dónde estás? Miro a mi lado y solamente veo rostros que en sus miradas cargan con el pesar del tiempo, quizá un poco amargados, quizá un poco tristes. Veo heridas que aun sangran y otras que ya casi están cicatrizando. En el suelo distingo pasos, recuerdos, las huellas de todos aquellos que un día pasaron por allí mismo. Hasta haciendo un poco de fuerza creo ver allí la lágrima de una madre llorando.
Y te escucho, cada vez más cercano. ¿Dónde estás? ¿Cuál es tu nombre? ¿Qué puedo hacer por vos?... De pronto tu grito oscurecido me aturde…y ahí estas, frente a mi, quieto, inmóvil, congelado en una fotografía, delante de ese gran edificio impotente y frío, sobre un lienzo pintado. Estás rodeado de miles de otros rostros bañados en dos palabras: Nunca Más.
La gente pasa, se detiene y te mira…como yo, que te contemplo, con una suerte de angustia. Me cuesta ponerme en tu piel, entender muchas cosas. Incluso cobardemente me espanta pensar en lo que viviste.
En este momento sé que no puedo ignorarte, como tantos otros hicieron llenos de miedo. No puedo traer tu cuerpo a la vida como así tampoco voy a poder curar las heridas que noto en las miradas intensas de quienes tanto te esperaron.
Pero cada día que pasa te pienso, y con mi memoria te doy vida. Era eso lo que querías cada vez que me llamabas. Es lo único que puedo hacer; hacerte presente... a través de mi…

El pasado hace el futuro. En memoria de todos los desaparecidos del golpe de estado de 1976, esas 30.000 cicatrices del alma que siempre estarán presentes.

Curiosamente el otro dia alguien pensó en lo mismo que muchas veces yo pensé...en la mirada. Hablando con él comentamos que divertido era clavarle la mirada a algún individuo que pasara en un auto o colectivo, y ver como rapidamente este escaparía. Vaya a saber que pensaría, no? Quizá pensaría que uno es un loco maníaco que busca hacerle algo, o un ladrón estudiando la posible situación de robo. Lo cierto es que hemos perdido la costumbre de mirar, de mirar bien, de mirar a los ojos. Y los ojos dicen tanto, una mirada expresa tanto! Puede hablar más que muchas palabras juntas y de hecho sin la mirada de los otros no somos. Alguien se puede sentir muy muy chiquitito si nadie lo mira. Probablemente se sentirá ignorado, como si no existiera.
Es una de esas cosas que en esta vida me llaman mucho la atención.
Una mirada analiza, siente, recrimina, delata, habla, desea... Una mirada contacta, conecta, replega tímidamente, sondea, elige o rechaza.
En todo lugar, y sin haber intercambiado una palabra todo puede comenzar con una mirada. Esa intangible cosa que sabe jugar. Esas miradas, esas sutiles negociaciones no verbales.
No hubo palabras en la pasión de Don Quijote por su Dulcinea del Toboso.
Otelo mato a Desdémona por ser el objeto de otra mirada. Una mirada no es simplemente fijar la vista en algo, es observar, es admirar. No es solo cierta expresión en los ojos es un rayo de luz que va desde tus ojos a los de otro… es un brillo lleno de energía que puede atrapar.

Mirar puede convertir lo humano en divino.Mirar puede ser un deleite, y devolver una mirada también. Mirar es comunicarse, es sentir, es capturar la realidad que nos rodea...y nos hemos cerrado tanto que nos da verguneza mirar, y que nos miren. Esquivamos, huímos.
Hoy quiero un poco de tus ojos, quiero un poco de esa luz que emanan...¿no me regalarías una mirada?