(descongestionando neuronas)
(no, jamás dejaría de escribir -aunquenadieleyera- por dos razones geniales:
porque amo escribir, y porque alguien a quien amo me lo pidió una vez)
Y entonces la primera vez vi eso y pensé... pero después me di cuenta que nada que ver, me había equivocado al pensar que... Después otra vez, pensé si esto es así... y al final me di cuenta que lo que había pensado no era como lo pensé... Entonces me puse a pensar, si a lo mejor...
-... cuando vas a dejar de pensar tanto? Se te va a quemar...
-tenés razón... lo voy a pensar...
Mi patio huele a jazmines chinos.
Son bien argentinos, pero a mi me dibujan una sonrisa igual.
El invierno invitó a la primavera a tomar el té, me lo dijeron unas brisas suaves que entraron por mi ventana ayer a la nochecita.
Ya no no.
Son brisas con aroma a jazmín chino, que rico!
Brisas que soplan. Dicen cosas.
Cuando la primavera llega las flores empiezan a abrirse de par en par.
No puedo dejar de sentir que estos aires son para mi.
Momento de florecer.
Ganas de vivir...
Para mi una hoja en blanco es un mar... un mar de posibilidades.
Hay quien siente pánico frente a una hoja en blanco, quien no ve nada. Hay quien frente a una hoja en blanco crea un mundo. Quien ve todo.
Hablando la gente se entiende, y ¿por que a veces esto no sucede? Porque las personas solemos tener una enorme capacidad para no escuchar. Una enorme capacidad para no ver. Una charla puede derivar en discusión, en un tironeo para ver quien grita mas fuerte, quien tiene la razón. Pero las letras tienen el poder de hacerse respetar por si solas. Porque las palabras pueden gritar con el poder del silencio y dejar huella en quien lo lee, tal como la huella que dejaron en su hoja en blanco primero. Fue a si que en ciertas oportunidades me oyeron mas leyendo que escuchando.
Quiero invitarte a ilustrar una hoja en blanco. A que escribas, a que dibujes, a que pienses, a que sientas conmigo. A que hagas lo que te salga. Y tachar si hace falta, y reescribir, y escribir, y leer, corregir, avanzar tres frases, deternerse... lo que te haga falta, lo que me haga falta.
Porque esta vez quiero compartir la hoja, y quiero que seamos dos...
El distraído tropezó con ella.
El violento la utilizó como proyectil.
El emprendedor, construyó con ella.
El campesino, cansado, la utilizó de asiento.
Para los niños, fue un juguete.
Drummond la poetizó.
Con ella, David mató a Goliat.
Y Michelangelo le sacó la más bella escultura.
¡En todos estos casos, la diferencia no estuvo en la piedra, sino en el hombre!
No existe "piedra" en tu camino que no puedas aprovechar para tu propio crecimiento.
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