Nada se pierde

...todo se transforma...

Hasta que vislumbré aquello entre las hojas, entre los arboles del pensamiento. La mente guarda miles de secretos, miles de rincones, y teje y desteje a su antojo. En ellas casi siempre se enredan las cosas. Pero hay momentos únicos que duran segundos, con los que basta tirar del hilo para que se deshaga el ovillo echándose a rodar por lo pasillos.
La escena es confusa, en aquel lugar, en esos mismos pasillos, en los ecos del silencio donde pueden llegar a convivir el cielo con el infierno. Allí donde eres poesía y del otro lado del espejo roto, eres tan solo un desierto. Tu suerte es en ese lugar un remolino de viento. Las ideas soplan fuerte y juegan a las escondidas en las ruinas de tus recuerdos que quieren seducir a tus deseos. De pronto sientes la calma, como años de un calmo delirio enfrascado. Un silencio ensordecedor. Un ascensor, que en lugar de ascender baja…y baja…y sigue bajando. La ruptura aparece en escena con una sonrisa irónica. De su mano cae un anillo. Lo ves que viene rodando de lejos. Y lo ves venir, girando y girando, bailando con su suerte una suerte de dos por cuatro… pero nunca termina de caer…y lo ves desplomarse.

Pasiones, desvelos, pedazos de cielo, pelusas, enredos, un poco de polvo, una taza en el suelo, un siete de copas. Una risa, un recuerdo, un temor, diez olvidos. “No sabía que la primavera duraba un segundo…yo quería escribir la canción mas hermosa del mundo…”

No quiero mas un mañana.

1 visitantes:

Hola, es verdad eso de que cada momento es único, pero, y Sabina lo sabe, la primavera dura mucho más que un solo segundo... ¿y si cada vez es siempre? Vamos por más, entonces!

Y gracias por el enlace y bienvenida a que seas parte.

Saludos y hasta pronto