Nada se pierde

...todo se transforma...

La Tristeza tiene diferentes disfraces que luce con diferentes tonos e intensidades. Elige uno u otro según lo ocasión. Será uno diferente para los días grises, otro para la lluvia, los domingos la tarde, la noche, o la soledad.
La nostalgia es especial. Uno siente que perdió algo. A veces es uno el que se siente un poco perdido. Se siente ausencia. Se siente un lugar vacío que quizás todavía se conserva tibio.

Hoy pasé por la plaza de mi barrio, la que está dedicada a un ex combatiente y tiene muchas flores. Miré las hamacas, y me acordé de la última vez en que me senté en ellas. Y sí, fue con vos.
¿Sabes?...pienso que la vida es un tanto bastante rara; te hace reparar en la cosa precisa quizás en el momento preciso, y no en vano (Ya sé, no descubrí América); pero de vez en cuando me olvido de eso y cuando recuerdo que es así me redescubro a mi misma en otro mundo.
Entonces recordé tu sonrisa siempre sinvergüenza, y tu mirada café, y la conversación que tuvimos. Quedó una estela. Me veo, te veo ahí; veo las sombras que quedaron de nosotros, los ecos de esa charla. Me siento tan diferente! Cambie, cambiaste. Mucha agua ha corrido bajo el puente desde entonces.
Sensación rara. No sé como explicarte. De pronto me di cuenta que hace un montón que no se absolutamente nada de tu persona, de tu vida. Me di cuenta de que hace mucho que mis ojos no te prueban, que hace mucho que mis oídos no beben tus palabras, nuestros silencios. Nuestros silencios…
¡Pucha! Caigo en la cuenta de que me conoces mucho con muy poco. Que sos importante,…y que no estas.
Hoy me visto de nostalgia, porque me siento Tristeza.
Mezcla de algunas de mis contradicciones cargadas, listas para disparar, con cambios llenos de sal, y ganas enormes de verte. Saber cómo estás, encontrarte a la vuelta de la esquina y hacer de cuenta, como siempre, mientras nos fumamos un pucho o tomamos unos mates ya fríos, que ese valor llamado “tiempo y espacio” no existe.
Que no existe…