Nada se pierde

...todo se transforma...

A menudo se dice que hay tres actores que dicen la verdad: los borrachos, los locos y los niños. Ya saben ustedes, muchas veces no hay que fiarse de todo lo que uno escucha, pero… “nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”…

En una mesa de vidrio se despliegan estatuillas de madera, de cerámica y formas de metal. Animales, pájaros, patos, ranitas… En ese patio el sillón de mimbre ocupa solamente un rincón. El ochenta por ciento de ese patio de invierno es un vergel que destila energía. Verde, verde por todos lados con refucilos de color.
Ciro llegó entusiasmado y ante los animalitos que reposaban sobre el cristal se detuvo pensativo.
- ¡Voy a hacer un mundo fabuloso!! – proclamó – y te voy a decir como…
- A ver…
- Te voy a decir… - insistió, teniendo muy claro cómo debía ser ese mundo – …los hongos tienen que estar en la tierra, no en las lagunas.
Metió su mano en una fuente de vidrio que tenia piedras pequeñas y agua sobre ellas, y tomó con sus dedos un honguito de cerámica, sacándolo y posándolo sobre la tierra de una maceta. Continuó…
- Las tortugas van como metiéndose en el agua – y colocó a la tortuga de piedra dentro del agua sacando únicamente su cabeza al aire – y así… esto tampoco va acá…
Una vez acomodadas las criaturas terrestres y acuáticas, se dedicó a las que vuelan. Alcanzó con sus manitos los pájaros de metal esmaltados en colores y comenzó a colgarlos en distintos lugares.
- Así, cuando vos llegues tarde y no encuentres a nadie, o no venga nadie a visitarte…ooohhh!! Te encontrás con los pájaros en la puerta!
Pero hubo un pequeño desliz, que astutamente solucionó: entre los pájaros de metal había elefantes.
- ¿y después? ¿Con que te encontrás acá? Con que los elefantes también vuelan!! – y agregó – total la única diferencia es…acá pico, acá pico y acá trompa - así remató.
Con tan solo unos pocos movimientos acomodó e hizo posible SU MUNDO FABULOSO. No necesitó mucho. Un poco de verde, un poco de tierra, un poco de agua… pero le faltaba algo, y eso no tardó mucho en llamar a su curiosidad.
- ¿Vos tenés flores blancas?
- Bueno…un par…, aunque también tengo flores de colores, como esa ¿ves?, la rosa china. Blanca está ella, por ejemplo, se llama Abelia.
Su pregunta inesperada generó más curiosidad.
- ¿Por qué?
- Porque las abejas solamente se meten en las flores blancas… - sentenció.

Bien dijo alguien una vez que “no es mentira si lo crees”. La sentencia de Ciro sonó tan verdadera que era inútil, y hasta infantil, discutirla. Era autentica, muy, y quien sabe de donde había nacido.
¿Saben que es lo curioso? Ayer recibí un llamado de cientos de kilómetros. En el me contaron de un maravilloso espectáculo, donde cuatro abejas clavadistas chapoteaban en el polen de una generosa flor blanca hasta salir amarillas y piponas.

[Después me cuentan si las casualidades existen, si en esta vida todo es simple coincidencia… o no.]

[O no.]